“Bienestar a través del dominio de nuestro mundo emocional”

“Bienestar a través del dominio de nuestro mundo emocional”

Me sigo encontrando con personas que piensan erróneamente que ser inteligentes emocionalmente tiene que ver con no vivir o expresar las emociones, o con tener la capacidad de contenerlas o evitarlas.

En los años 80´s los psicólogos Mayer, Salovey y Caruso definen la inteligencia emocional como una habilidad para RECONOCER, COMPRENDER y MANEJAR nuestras propias emociones y las de los demás.

Definición con la que estoy de acuerdo y que nada tiene que ver con EVITAR, mas bien tiene que ver con una habilidad que podemos desarrollar generando tiempos de exposición y nuevos hábitos.

En la primera fase del proceso de inteligencia emocional “Reconocimiento”, es importante apoyarnos en el cuerpo para identificar la emoción que estemos viviendo porque si lo hacemos desde el pensamiento, es posible que aparezcan pensamientos irracionales que NO ayuden como por ejemplo:

  • Esto no voy a poder manejarlo
  • La voy a pasar muy mal
  • Voy a abrir una puerta que no voy a poder cerrar con consecuencias que no voy a poder manejar

En consulta es muy usual que les pregunte a mis clientes,

¿que estas sintiendo en este momento?

¿Qué sentiste ante ese desafío?

Y la mayoría de las veces me responden rápidamente, mucha rabia.

Luego les pregunto para validar la respuesta, ¿corporalmente cómo te sentías?

Cansad@, sin ganas de nada, solo de dormir.

Sensaciones físicas que asociamos a la tristeza y que sin embargo los consultantes llaman rabia debido a pensamientos como: sentirse triste es mostrar debilidad.

Asociar la tristeza con debilidad es una creencia muy frecuente en la sociedad en general y reemplazar la tristeza por rabia, poco ayuda a la comprensión de la información que traen consigo las emociones.

¡RECUERDA! en la fase de reconocimiento apóyate en tus sensaciones corporales para poder reconocer la verdadera emoción que estes experimentando.

Una vez reconocemos, pasamos a la fase de comprensión de la información que nos trae la emoción y luego darle manejo.

Para explicar este proceso quiero compartirles la experiencia con una consultante hace unas semanas.

Ella es profesional en marketing y llegó consultando porque siempre ha sido muy exitosa en su trabajo y en este momento de su vida se está sintiendo muy ansiosa y esta sensación la tiene tan invadida que está perdiendo eficacia en algo en lo que siempre ha sido muy buena.

Cuando le expliqué cómo el proceso de la ansiedad inicia con miedo como emoción básica, pudimos identificar varios peligros a los que se siente expuesta, uno de ellos el de perder su trabajo por no cumplir las metas que se propone…

… y vaya revelación esto de perder eficiencia en las labores del trabajo, por estar invadida por el miedo a perderlo.

Y entre más intentaba ser mejor, menos eficiente se sentía y como consecuencia también más ansiosa porque incrementaba el peligro de perder el trabajo.

Atravesamos la fase de “Reconocimiento” y nos dimos cuenta de la presencia del miedo;  luego pasamos a la fase de “Comprensión” donde reconocimos los posibles peligros, dentro de los cuales identificamos el miedo a perder su trabajo.

¿Por qué tanto miedo a perder el trabajo? Le pregunté.

La respuesta fue que además de lo obvio de la importancia de los ingresos, era que lo disfrutaba mucho.

Y entonces para darle “Manejo” a ese miedo y buscando trascenderlo, exploramos todas aquellas acciones que hacían que ella disfrutara de su trabajo pero que ante el miedo estaba dejando de hacer.

Fueron muchas y al dejar de hacerlas, su trabajo había perdido la capacidad de disfrute y el foco de atención solo estaba en el miedo.

Tomar consciencia de ello y volver a retomar esas acciones, aunque no ha hecho desaparecer el miedo, hace que ahora lo que siente pueda tomarlo como un posible motivador y no exclusivamente como una fuente de sufrimiento.

Las primeras semanas hablamos mucho fuera de consulta porque de verdad estaba muy invadida de ansiedad y escucharla sin juicio le ayudaba a gastar la emoción e incluso a darle algo de comprensión.

Sin embargo, cada día que incluye las actividades de gozo en su trabajo, ella se siente en mayor dominio de sus emociones y con mayor autonomía, necesitando cada vez menos las conversaciones adicionales con su psicólogo.

En resumen, todos podemos desarrollar esta habilidad de la inteligencia emocional,

y sentirnos en mayor bienestar cada día como nos merecemos.

Espero que estas palabras puedan servirles para seguir desarrollando la suya.

Un fuerte abrazo

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