“Mi rincón oscuro y negativo”

“Mi rincón oscuro y negativo”

Estoy frente a un proyecto que me propuse y no he logrado,

le trabajo y le trabajo y no lo logro.

Mi expectativa era lograrlo en Julio e iniciamos agosto y aún lejos.

Todas las actividades que me propongo alrededor de este logro las realizo con mucha pasión,

pero como no alcanzo, me estoy viendo constantemente envuelto en emociones negativas que despiertan pensamientos catastróficos y derrotistas…

¿Para qué me esfuerzo tanto?

¿Qué sentido tiene?

Podría vivir más tranquilo si no me propongo esto, etc

Pensamientos que me dicen que renuncie todo el tiempo y a los que quiero hacerles caso porque en ultimas también me indican que la estoy pasando mal.

Sin embargo, otras voces dentro de mi cabeza mirando al pasado también me dicen…

¿Qué ha sido fácil en la vida?

Y sí… pudiera renunciar a lograr lo que me he propuesto,

diciéndome que lo hago por mi salud mental al tener menos estrés,

pero en el fondo con esa actitud también me estaría lastimando al decirme que me retiro porque no pude.

Y entonces recuerdo ese mantra que repito constantemente…

“En el equilibrio está el bienestar”

¿Entonces donde está el equilibrio en esta situación?

Me tiene frustrado algo que me he propuesto por puro placer personal pero que aún no he logrado.

¿Entonces porque no puedo ser flexible al plantear la fecha de realización y seguir intentándolo?

He decidido activar por estos días constantemente la gratitud para aterrizarme en el presente y darme cuenta de que, aunque eso no lo he logrado,

tengo muchas cosas por agradecer, empezando por tener la salud para seguirlo intentando.

Y también ver las expectativas no como una especie de jefe interno que me señala la derrota,

si no como aliadas que me ayudan a saborear lo que va a pasar.

Porque tengo confianza en mí y sé que lo voy a lograr.

Lo que me he propuesto no es una meta muy factible y solo necesita tiempo.

Confieso que toda esta reflexión se da después de pasar unos momentos de malestar y tristeza profunda,

que para salir de ellos vengo haciendo un ejercicio que llamo “premios de la felicidad” y les comparto aquí porque tal vez pueda ayudarles a ustedes.

Se lo escuche a Dafne Cataluña, psicóloga del instituto europeo de psicología positiva.

Consiste en estar atentos en el presente a los momentos de felicidad en el día y al final elegir uno para premiarlo.

De esta manera entramos en una predisposición a que van a suceder cosas buenas y solo tenemos que elegir la mejor de esas cosas para premiarla.

Despierta muchas emociones positivas y definitivamente me saco de ese rincón oscuro de pesimismo en el que estaba.

Y ahora listo para seguir intentándolo.

Con flexibilidad y mirada compasiva hacia mí mismo para no tener que rescatarme tan seguido del negativismo.

Abrazo fuerte y gracias por leerme.

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