Cada vez llegan más personas a consulta con altos niveles de ansiedad y estrés derivados en gran parte por sus altas expectativas y exigencias para cumplirlas.
Es como si yo fuera medico y me llegaran pacientes diabéticos en coma y con las manos y bolsillos llenos de dulces.
Y con la pregunta… ¿Cómo salgo de este coma?
Sencillo, deja de comer dulces o en el terreno psicológico, deja de ser tan exigente y autocritico contigo mismo.
Sin embargo, para la mayoría de estas personas no es tan fácil salir de esta intensión de ser perfectos,
cuando exploramos profundo, muchas veces nos damos cuenta de que sus entornos enseñaron y reforzaron estas creencias.
Tal vez con vínculos parentales cuyo afecto se hacía disponible especialmente cuando se demostraban logros,
o familias enteras que rinden culto al perfeccionismo haciendo elogios a los que los miembros se vuelven adictos.
Y ampliando el radar, me digo a mí mismo, el perfeccionismo puede terminar convirtiéndose en una nueva pandemia.
Porque a nivel social se espera…
Que no enfermemos o seremos responsables por no haber comido determinadas comidas.
Que se tengan determinadas conductas y hábitos.
Que tengamos los cuerpos ideales.
Y en general la sociedad de consumo espera que tengamos una vida perfecta que fotografiar.
Y todos terminamos pensando que es normal y hasta lo mínimo.
Por eso mi invitación hoy, un poco actuando de forma preventiva frente a esta nueva “pandemia” que auguro.
Primero, es poner los pies en la tierra frente a las expectativas.
y estar atentos al desarrollo de las conversaciones mentales que rechacen los errores.
Ser conscientes de cuando el pensamiento pasa de…
Me gustaría que esto me saliera bien…
A esto me TIENE que salir bien.
¿Alcanzas a percibir la carga emocional que tiene una y otra frase?
Claro que queremos que las cosas nos salgan bien, no niego o estoy en contra de la frustración.
Porque una frustración bien administrada siempre es un terreno fértil para el aprendizaje y el crecimiento.
Sin embargo, la frustración en medio de pensamientos de autoexigencia,
repercutirá negativamente en la salud física y psicológica.
Restémosle carga negativa al error, celebrándolo.
Trayendo a la mente recuerdos de logros pasados que nos llenen de esperanza.
Reconociendo el esfuerzo que se imprimió a pesar del resultado.
Permitiendo que nuestra humanidad no tenga que brillar en todo lo que hacemos.
Y así no ser víctimas de nuestra autocritica.
Tengo la convicción profunda de que todos merecemos vivir en bienestar y felicidad.
Un fuerte abrazo y que así sea.
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