Mi turismo interior por estos días tiene que ver con una teoría de la personalidad que se llama “ENEAGRAMA”.
Conozco hace años esta propuesta, pero no la había explorado lo suficiente porque es una de esas teorías que se concentra especialmente en aquello que no funciona en nosotros,
contrario a mi enfoque de psicología positiva cuyo objetivo es reconocer lo que si funciona.
Es que esta perspectiva positiva, nos nutre de fuerza interna para enfrentar e intentar intervenir aquello que no funciona bien y que merece ser visto también.
Y como me siento nutrido, decidí ver mis sombras y mi lado oscuro, para acogerlos y aceptarlos.
Siempre digo que eso que llamamos “Amor propio” tiene que ver con querernos con lo bonito y con lo que no lo es tanto.
Por lo cual activando toda mi fortaleza de la VALENTÍA emprendí este ANALISIS.
Me encontré con un Juan Pablo envidioso, que se compara con los demás todo el tiempo y la mayoría de las veces sale perdiendo.
Y en esa actitud de perdida, cargando una sensación de vergüenza y de sentirme indebido.
Reconocí mi gusto innato por el drama y el papel de víctima, lo que me lleva a reforzar la envidia y la vergüenza.
Navegué profundamente en este viaje de turismo interior, en toda esta oscuridad y me di cuenta de que estos rasgos generan corazas y mascaras que no permiten que salga mi autenticidad y potencialidad.
Por eso, por sugerencia de mi terapeuta volvimos real esa mascara, para no rechazarla y darle cabida a eso que, aunque no me gusta tanto, ACEPTO que vive en mí.
Llevo algunos meses trabajando esto y lo interesante es que puedo darme cuenta por ejemplo…
que cuando intento ponerme mi mascara de víctima, soy más consciente de ello e intento encontrar otras maneras.
Que cuando me pongo a compararme con los demás, reconozco lo que yo también he hecho y logrado e intento convertir la envidia en inspiración.
Digo lo intento porque sé que exigirme el cambio inmediato, sería seguirme empujando a ponerme mi mascara de victima en los momentos en que me comporto de forma inconsciente desde mis sombras.
Por el contrario, decidí gozarme este trabajo como si de un carnaval se tratara y por eso quise que se reflejara en la máscara de yeso.
Con todo esto no olvido mis rasgos positivos y de luz, como mi actitud gocetas y “sinvergüenza”,
que me permite presentarme ante ustedes desde mis sombras.
Y así sigo permitiendo que aflore mi ser autentico.
Se los presento, este también soy yo.
Como siempre gracias por pasar por aquí y les mando un fuerte abrazo.
Add Comment