“Sonido de libertad”

“Sonido de libertad”

Estuvimos anoche con amigos viendo esta película y me llené de tristeza, rabia, angustia, desconcierto…

y como un ser humano cualquiera me pregunté,

¿Cómo puede una persona sentir placer sexual con un niño de 4 0 5 años?

Lloré toda la película viendo los ojos de estos niños llenos de miedo.

Los separan de sus familias para llevarlos a lugares desconocidos en donde se convierten en simples herramientas de placer para algunos adultos.

Dicen que los abusan hasta 10 veces en un solo día.

Y lo peor es que esto no es producto de la imaginación de un libretista,

si no la representación de la realidad de muchos niños que según la película está en un crecimiento del 5.000% en los últimos años.

Es decir, si la demanda de tráfico de niños viene en un aumento tan absurdo,

quiere decir que cada vez más adultos se suman a la realización de estas parafilias.

¿Esta cifra asusta no?

Sobre todo, porque como adultos lo que debe despertarse es un instinto protector hacia aquellos más indefensos.

Por lo cual me parece importante que como sociedad podamos revisarnos y reflexionar.

¿Que nos puede estar llevando a este grado de inconsciencia?

La película se desarrolla en Colombia y por eso me parece importante,

recordar que este año ya hemos vivido tres casos muy mediáticos de asesinatos a personas por parte de sus parejas.

Por celos, por ambición, tal vez por ganas de sentirse en dominio del otro.

En las calles tenemos bastantes asesinos a sueldo o por robar un celular.

Políticos que prefieren darle comida podrida a los niños para robarse el dinero.

Sin querer decir que este bien hecho, una cosa es robarse la plata para construir una carretera y otra muy distinta tener esta conducta cruel con las necesidades básicas de los niños.

En México, hace unos meses una adolescente de 16 años torturó y mato a un perro que adopto, exponiéndolo con orgullo en sus redes sociales.

Tal vez estas conductas puedan ser consecuencia de la guerra que vivimos desde hace tantos años y que anestesia nuestra humanidad.

Y también del narcotráfico que detesto tanto porque le dio más valor al dinero que a la vida humana.

Como sociedad debemos revisarnos y hacer consciencia de esto que si está pasando.

Bajarnos de esta rueda de hámster en donde solo vivimos para trabajar y tener dinero para gastar.

Intentar involucrarnos más en nuestra salud mental, para estar mejor con nosotros mismos y también más disponibles para ayudar a otros que lo necesiten.

Seguro la mayoría hemos tenido experiencias de abuso personal o de cercanos en la niñez.

Y debemos empezar a alzar la voz para que esto no se siga normalizando y resultemos parte de esta cifra de abuso que está en crecimiento.

Los padres de Daniel Sancho, el hombre que descuartizo al cirujano colombiano, estoy seguro no se imaginaban que su hijo pudiera resultar involucrado en un hecho tan enfermizo.

No podemos decir que la única razón que puede llevar a estas conductas en la adultez sea las experiencias negativas y desafiantes en la infancia.

Sin embargo, si cada uno de nosotros intenta sanar sus experiencias negativas y traumáticas de la niñez, podría ser un gran aporte.

En mi caso particular, sufrí de abuso sexual a los 11 años por parte de un amigo de mi familia,

y luego a los 16 años muy confundido, intente hacer lo mismo con una primita de 3 años.

Por fortuna no sucedió nada y pude trabajarlo en psicoterapia.

Les hago esta confidencia con el objetivo de mostrarles lo cerca que están estos hechos de nosotros.

Tomemos consciencia y dejemos de ver esto como algo que puede sucederle a otra persona.

Con mi prima ya hablé y aunque ella no se acuerda de ese intento de abuso, le pedí perdón y traté de repararla pagándole un tratamiento terapéutico.

Antes de esa conversación, fui muy infeliz, sentía vergüenza de mi mismo y mucha rabia que algunas veces me ponían irritable y agresivo con los demás.

Hoy en día tenemos excelente relación con ella, pude perdonarme a mí mismo también y la irritabilidad que cargué por muchos años, desapareció.

Por nuestro bienestar actual, vale la pena ir al pasado a sanar.

Es la manera que se me ocurre por ahora para ayudar a la sociedad de la que hacemos parte.

Abrazo fuerte y no se pierdan la película.

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